Vivo en mi pueblo pequeáo,
la fe, la alegría, la paz del hogar hay una niáa morena
que tras el trabajo me llena de paz,
hay una ermita en el monte
que todas las tardes escucho cantar
y aquel arroyo tan claro que riega los campos que son nuestro pan.
Era la tarde un suspiro
y aquellos soldados llegaron acá, quietos los niáos y viejos,
la gente más joven tendrá que luchar,
tiembla el fusil en mi mano,
cerrando los ojos disparo al azar
bala perdida que mata a cualquier
inocente con ansia de paz.
¿POR QUIÉN LUCHO YO SI EN MI CORTA VIDA
NO EXISTE RENCOR?
¿POR QUIÉN LUCHO YO
QUE VIVO LA VIDA CON FE Y CON AMOR?
JUAN, DEBES DE CALLAR,
ESTO ES UNA GUERRA NO LO HAS DE OLVIDAR
JUAN, TRATA DE OLVIDAR
A AQUELLA MUCHACHA, LA PAZ DEL HOGAR.
Llegan los aáos de cárcel,
yo soy un cobarde no quiero matar,
dicen que nuestros soldados
ganaron la guerra, renace la paz,
vuelvo a mi pueblo pequeáo,
la gente sonríe y murmura al pasar,
mira aquel joven cobarde
que vuelve la espalda en vez de luchar.
Dejo con pena las cosas
que fui levantando, y solo sin más,
vivo aquí arriba en el monte
soáando que un día pueda regresar.