Condenado al mero hecho de existir
Ojos que no veo se posan sobre mí
Encerrado aquí no puedo respirar
En oscuras noches sueño con libertad
Me envuelve la demencia de esta persecución
Mire donde mire no encuentro salvación
Desgarran mi garganta las ansias de gritar
Mientras marcan mi alma con pura maldad
No hay a dónde correr
Penumbra que cubre al inquisidor
Velo de hierro y concreto
Observando con fría solemnidad
Orquesta la máquina que ejerce el control
Caminan sus pasos por el corredor
El poder invisible, supervisor
La vista más aguda no lo alcanzará
Escudado siempre va en el temor
Desde los fríos muros
Sentirás la mirada
Del panóptico observando
Pisada a pisada
Queman mi piel las cadenas
Las horas no transcurren, se hacen eternas
Mi espíritu se ha roto, lo han quebrado
Yace agonizante en un cuerpo destrozado
Mi espalda se encorva bajo el suplicio
Sometido como estoy ante su juicio
Mi mente fue vaciada, mi voluntad deshecha
Acá soy un número más y el Estado aprovecha
No hay a dónde escapar
Desde los fríos muros
Sentirás la mirada
Del panóptico observando
Pisada a pisada