Que la tierra que os descansa sobre el pecho
No impida que oigamos vuestra voz
Que con tan fuerte sentimiento
Sigue arremetiendo contra la sinrazón
Conservando entre sudarios desgarrados
Los pilares de vuestra condición
Que aunque yazcan bajo el suelo
Sigue retumbando el cielo
A su alrededor
Plantar la semilla del recuerdo para que no crezca el olvido
Que en el más árido desierto despierte aquello adormecido
Plantar la semilla del recuerdo para que no crezca el olvido
Que arraiguen los bosques de acero sembrados en sacrificio
Entregadas las semillas a la tierra y regadas en mares carmesí
Suenan latentes las proezas encomiables que no destiñen a la hora de servir
No esperan pues aguas del cielo de su agrado, ni cuidados que las puedan pervertir
Las malas hierbas a su lado desfallecen
Tales tallos sabrán ¡vencer o morir!
A su alrededor
Plantar la semilla del recuerdo para que no crezca el olvido
Que en el más árido desierto despierte aquello adormecido
Plantar la semilla del recuerdo para que no crezca el olvido
Que arraiguen los bosques de acero sembrados en sacrificio
A su alrededor
Plantar la semilla del recuerdo para que no crezca el olvido
Que en el más árido desierto despierte aquello adormecido
Plantar la semilla del recuerdo para que no crezca el olvido
Que arraiguen los bosques de acero sembrados en sacrificio