El nuevo tiempo trae nuevas cruces y resulta ser nuevo tiempo duro; tiempo de certidumbres, como luces que van nombrando el sol desde lo oscuro. El nuevo tiempo exige su alimento con menos humo sobre nuestras calles, homosexuales por el firmamento y ballenas felices en sus valles. El nuevo tiempo se simula encueros pintándose la piel sobre el vestido. El nuevo tiempo no es un tiempo nuevo: es sólo tiempo, viejo conocido. El nuevo tiempo espera por canciones que iluminen e inflamen desde abajo, pero no hay más hoguera en las razones que la vieja lumbrera del trabajo. De nuevo un tiempo nuevo impugna dioses y quizá sobreviva a su cinismo, siempre que no termine en las atroces y amargas estaciones de egoísmo. El nuevo tiempo planta su derecho humano y natural contra el absurdo y yo, con poca voz, pero de pecho, canto porque el derecho sea más zurdo.