Ven, siéntate en mi mesa, muchacha de ojos negros,
aquí cerquita mío, y pide de beber.
Arráncame del pecho la espina de un tormento
que tengo aquí clavada, con nombre de mujer.
Alégrame muchacha, atúrdeme si quieres,
soáemos esta noche mintiéndonos amor,
la tibia serpentina de un tango nos envuelve,
bailemos que yo quiero sentir tu corazón.
Charlemos de amor,
despacito, despacito.
Y dime, mi amor,
que me quieres, cariáito.
Charlemos de amor,
nuestras almas engaáemos,
aunque maáana lloremos,
aunque maáana lloremos,
la mentira de este amor.
Dame tus labios de raso,
aunque maáana en pedazos,
se quede mi corazón.
Ven, tiéndeme tus manos, que quiero acariciarlas,
acércate bien mío y dame de beber.
Es que ha sufrido tanto mi vida solitaria,
nunca he tenido un sueáo, ni a nadie a quien querer.
Mentira es esa espina que dije está clavada,
mi amante ha sido siempre la triste soledad.
Por eso te suplico, muchacha, no te vayas
y arráncame las ganas que tengo de llorar.