Dos mochilas y un sombrero adornaban el hostal. En el cuarto el pionero descansaba de viajar. Los vecinos murmuraban no sabían que pensar; el paisano era raro parecía sub - normal. Sólo el silencio era su afán. Pronto era el viaje bien largo ya. Para algunos era loco lo que el joven iba hacer. De pequeño le enseñaron lo que era un viaje astral, en un mapa le anotaron la estrategia y el lugar. Un manual de letra extraña le indicaba el paso a dar. Justo a Saturno iba a llegar. Sólo en su nave iba a viajar. De pequeña la dejaron sin familia en el hostal, no dormía ni comía solo debía trabajar. No fue extraño que el extraño la hiciera sonrojar, ese hombre todo raro era el que la iba a salvar. Sólo con él iba a escapar y hasta un hijo... Muy despacio entró a su alcoba y entre sabanas lo atacó. El más dormido que despierto, ese cuerpo infraganti rozó. Fue como abalanzarse hacia el hielo cubierto de sangre y calor y así atados entre hilos delgados cada uno al otro atrapó. Finalmente ese viaje Saturno ahora lo harían los dos. Sin pensarlo se escurrieron por la puerta de atrás. Se marcharon sin que nadie los pudiera criticar. Luego de cien días de viaje se empezaron a cansar, burros, carros, trenes, barcos parecían no acabar. Ella sin gracia se empezó a hinchar, él no sabía como actuar. Es un niño lo que espero le trataba de explicar, él en cambio se dormía repasando su manual. Con sapiencia repetía que ya iban a llegar, que el portal astral cercano los iba a lanzar, directo al cielo y al más allá y en ese trance... Pasó mas de un año viajando que el Alfa y Omega perdió. Entendió que ese espacio lejano siempre cambiaba de posición. Creyó que se habían perdido y bajo una sombrilla lloró. Así en medio de brumas de llanto, al infante jugando escuchó. Entendió que ese viaje a Saturno ahora no lo harían los dos. Teodorico era el nombre que pusieron al bebé, los paisanos lo educaba en las artes y el deber. El pequeño no paraba y no paraba de crecer, con el tiempo se hizo un roble bien formado y bello él. Era inquieto de buen comer. Terco y valiente como un corcel. Sólo el tiempo hizo mella en la madre y su papá, siendo ancianos le entregaron el camino al mundo astral, le pidieron que viajara que escapara del lugar, que se fuera y descubriera ese mundo surreal. En su mochila metió el manual. Sin despedirse echó andar. Solo. Para algunos era loco lo que el joven iba hacer, de pequeño le enseñaron lo que era un viaje astral. En un mapa le anotaron la estrategia y el lugar. Un manual de letra extraña le indicaba el paso a dar. Justo a Saturno iba a llegar. Pronto era el viaje, bien largo ya. Justo a Saturno iba a llegar. Solo en su nave iba a viajar.