Si te subes a mi corcel de acero,
jamás te arrepentirás;
con él vamos en busca de tu alma,
seguro la encontrarás;
uh, uh; uh, uh, uh, uh,
rodeando tu mundo interior.
Recordando al fin que el miedo es ficticio,
tenemos que salir de aquí;
usaremos la montaáa del Sol,
del valle de tu imaginación;
uh, uh; uh, uh, uh, uh,
a un millón de aáos atrás.
Entrarás al fin, nos encontraremos,
tendrás otra oportunidad;
para escuchar aquella leyenda,
podrás ver al Dios de metal;
uh, uh; uh, uh, uh, uh,
tendrás otra oportunidad.
En mi corcel de acero...
que habita en la voluntad...
jamás te arrepentirás...
yo estaré luchando por ti...
en un remoto país.