Tenemos en la cabeza
Cincelados los derechos,
¡bendita sea, de hecho,
La revolución francesa!
Pero la vaina no es esa
Sino que la amnesia -¡oh gloria! -
Se ensaña con nuestra historia
Y toca, a grito cantado,
Al club del desmemoriado
Refrescarle la memoria.
Tenemos derecho a cierta
Sobredosis de pecados
Y a usar los libros sagrados
Para abonar una huerta,
Para cuñar una puerta,
Para guardar los recibos.
Que tiemblen los erosivos
Vendedores de preceptos:
Para todos sus conceptos
Sobran anticonceptivos.
Derecho a cambiar de trenes
De sexo, de dios, de idea,
De superhéroe, de aldea,
De equipo, de amor, de genes;
Y si no lo aceptas tienes,
Como todo analfabeta,
Derecho a su pataleta
Hasta que un buen ciudadano
De constitución en mano
Venga y te calle la jeta.
Y tengo derecho ¡ojo!
A expulsar de mi parnaso
A políticos, payasos,
Mamertos y boquiflojos;
Un mandamiento yo escojo
De aquí al dintel de mi fosa:
Amar a todas las cosas
Por encima de dios padre,
Griten, escupan o ladren
Los que nos ponen esposas.
Derecho a esquivar el podio,
A eludir la competencia,
A valorar la existencia
No como el ángel custodio
Para quien un episodio
Vale si, a puño o a codo
Llego a la meta de modo
Que nadie llegue primero.
Más que al mejor zapatero
Busco al más feliz de todos.
A desechar tres razones
Para creer en las cosas:
Autoridad porque osa
Presumir de pantalones,
Revelación pues supone
Que tu inteligencia es nada
Y tradición por su helada
Lección de autosuficiencia.
Si no me dan evidencias
El resto son babosadas.
Tengo derecho a reírme
De quien se emborrache y luego
Biblia en mano, lance fuego
Contra el cannabis y afirme
Que hace falta pulso firme
Para salir adelante.
Quien chupe anís embriagante
Y hable de hierba espantosa
Solo es una u otra cosa:
Muy falso o muy ignorante.
A que el amor me conmueva
Sin importar el estuche,
A que el arzobispo escuche
Desde el sopor de su cueva
El son de la luna nueva
Bailado por dos mujeres.
¿quería borrar placeres
Y arrebatarnos el saldo?
¡pues tenga señor del caldo
Las dos tazas que no quiere!
Derecho a que no me digan
Cuál es el modo correcto,
Cuál el camino perfecto,
Dónde vaciar la vejiga,
Ni castro ni ronald reagan
Ni bákunin, ni sor juana;
Tengo derecho a una sana
Vocación por la estampida
Y a dilapidar mi vida
Como se me dé la gana.