Al visitar la biblioteca alimento mi soledad
Le doy paz a la angustia de mi circunstancia
Con la voz de mi interior hablándole al eco de tu pecho vacío
Rocío de mi tristeza y mi nostalgia
Ten piedad, dame fuerza, esperanza
Yo le pondré disciplina y perseverancia
La gloria me musita esperando a que llegue el alba
Mi bendito silencio es el soberano de la calma
Por eso miraba a sus ojos para escucharlos
Tristes, de iris entre verde claro y pardo
Sentí que pudo leer en mi pupila cuanto guardo
Mis dolores, lo que cargo
Hoy se me presenta cada día una victoria
Sólo en el ocaso encuentro amparo
Su serenidad ameniza la discordia
Su consuelo escapatoria a mi pecado
Serena me protege la pausa del cementerio
Bajo el cielo violeta es mitad certeza, mitad misterio
Mientras la vida cuestiona mi ingenio
Es... la necesidad tejedora de mis remedios
Por la atención que le suplico
Pilar de mi alma y de lo transcrito
Por el amor, dedicación y por la fe que deposito
Dale ángeles y prudencia al maldito
Yo no tengo más que un amor infinito
Mi dios es el Sol y la energía que transmito
No sé quién divide el cariño que multiplico
Artemisa acude al ruedo ibérico que evito
Sin ni si quiera ver como acaba el cara a cara es macabro
Ahí fuera esperan que lluevan milagros
La blanca luz de mis alas cuando las abro
O una gárgola a cargo del diablo