La casa tenía una reja
Pintada con quejas y cantos de amor.
La noche llenaba de ojeras
La reja, la hiedra y el viejo balcón.
Recuerdo que entonces reías
Si yo te leía mi verso mejor.
Y ahora, capricho del tiempo,
Leyendo esos versos lloramos los dos.
Los años de la infancia pasaron, pasaron.
La reja está dormida de tanto silencio.
Y en aquel pedacito de cielo
Se quedó tu alegría y mi amor.
Los años han pasado, terribles, malvados,
Dejando una esperanza que no ha de llegar.
Y recuerdo tu gesto travieso
Después de aquel beso robado al azar.
Tal vez se enfrió con la brisa
Tu cálida risa, tu límpida voz,
Tal vez, se escapó a tus ojeras
La reja, la hiedra y el viejo balcón.
Tus ojos de azúcar quemada
Tenían distancias doradas al sol,
Y hoy quieres hallar como entonces
La reja de bronce temblando de amor.