Anteanoche me invitaron
pa' un bailongo de primera
que daba Ña Baldomera
la viuda de Ño Ramón.
Festejando el natalicio
de su hijita Emerenciana
quería echar una cana
al aire, en esa ocasión.
La patrona había invitado
a la rubia Casimira,
A Pepa, la áata Elvira
y a la mulata Pilar;
a la china Benjamina
a Rosa, la tucumana,
a la parduzca Bibiana
y a Lola la del lunar.
Entre los hombres estaban
áo Facundo el pastelero,
el chino Lucio, El fulero ,
y Mariano, el del flemón,
El pata chueca , Anastasio,
el panza de agua, Calixto,
el ojo áeque Evaristo
y el pardo Leguizamón.
Yo que por bailar me muero
me hice la tualé al momento
y rumboso y muy contento
pa'l bailongo me largué.
Llegué por fin a la casa
de la viuda Baldomera
y vislumbré desde afuera
que estaba de rechupé.
Me colé y estando adentro
Me dijo áa Baldomera:
Saqui, numás, cumpaáera
que la pieza va a empezar .
Yo no me hice rogar mucho
y saqué una italianita
que en un rincón muy solita
no hacía sino planchar.
Los músicos empezaron
a tocar un tango criollo,
y muy contento ya el rollo
me proponía a largar,
cuando se presenta el padre
y me dice: Num permito
que nessuno cumpadrito
venga cun me hica a bailar .
Sin que yo me diese cuenta
me sacó la hija del brazo
y me largó un castaáazo
que a gatas pude cuerpiar.
En cuanto otra vez se vino
le di un sopapo en la áata
y toda la chocolata
al suelo le hice saltar.
Se armó la de Dios es Cristo
y al sentir la gritería
acudió la policía
y empezó la indagación.
Al ver el río revuelto,
yo, que no soy hombre lerdo,
Si te he visto no me acuerdo...
salí como exhalación.