Llegó para adornar con su voz mis canciones más tristes,
Con su metro cincuenta de duda, inocencia y acción;
Con sus sueños turquesa, su alteza solía escabullirse
De problemas y deudas rodeando un acorde menor.
Una tarde tomando café y una noche bailando
Quiso hacerme creer que los dúos de amor suenan bien,
Y yo, que soy un mal cantautor, lo hago peor conquistando,
Me vi escribiendo versos de amor sin saber para quién.
Hoy me pregunto si por las mañanas
Saldrá a desayunar a aquel balcón
Donde a lo lejos un piano sonaba
Mientras la acariciaba un cantautor,
Y si recuerda cómo son las risas
Que llegan sin prisas y alivian dolores;
Mis dedos poniendo en sus pies cosquillas,
El café y la pizza y el vino y la sal.
Le costaba mostrar su sonrisa en las redes sociales,
Qué perversa secuela de una anoreXia juvenil.
Las guitarras de Los Macorinos junto a Lafourcade
Le gustaban más que Ella Fitzgerald: "It don't mean a thing".
Alcancé a escribir una canción para su repertorio
Mientras ella me hacía un desayuno con huevos y ají.
Jugando a la baraja yo le aposté a Dios y al demonio
Para que el girasol de sus ojos mi mirase a mí.
Hoy me pregunto si por las mañanas
Saldrá a desayunar a aquel balcón
Donde a lo lejos un piano sonaba
Mientras la acariciaba un cantautor,
Y si recuerda cómo son las risas
Que llegan sin prisas y alivian dolores;
Mis dedos poniendo en sus pies cosquillas,
El café y la pizza y el vino y la sal.
Si hubo algo, duró lo que toma escribir tres canciones,
Luego huyó detrás del primer gil que le dijo que no,
Y yo, que soy un mal seductor, ya no me hago ilusiones
Si la escucho cantar junto a mi en alguna grabación
Hoy me pregunto si por las mañanas
Saldrá a desayunar a aquel balcón
Donde a lo lejos un piano sonaba
Mientras la acariciaba un cantautor,
Y si recuerda cómo son las risas
Que llegan sin prisas y alivian dolores;
Mis dedos poniendo en sus pies cosquillas,
El café y la pizza y el vino y la sal.