Cero, ninguna novedad,
y de trabajo hago barra en este bar,
con un abrigo pesado y ligero,
con un futuro inseguro de perros.
Cero chica, cero sueldo,
cero amigos, cero cielo,
cero amores, cero empeáos,
cero estrellas, cero sueáos.
Era antes de ser yo
el nueve mil novecientos treinta y dos,
tenía casa, recibos, parientes,
tenía un cuerpo mas no estaba dentro.
Y me he vuelto trasparente,
no soy blanco, no soy negro,
me han devuelto al remitente,
finalmente cero, cero.
Cero, y quién no es algo más,
si hasta el amor te llega a desencantar,
y tú muchacha con bella sonrisa
y una compresa en lugar de corazón.
Tú mandabas en la cama,
tú me hiciste prisionero
en el arco de tus piernas,
para ti contaba cero. ¡Cero!
¡No me van los perdedores,
quiero un hombre más seguro,
triunfador y omnipotente
de los que han jugado duro!
Sí, ¡Sí! Todos número uno
y está bien así,
todos centro del mundo
y ninguno que ayude a ninguno,
mas yo ¡Sí!soy amigo de un tren
que pasó por aquí,
y me trajo un buen día
el perfume del mar con un traje de cero.
Cero, son los malos días
que no quisera verlos ni en fotografía,
en este mundo de buenos bocatas,
como maíz de mazorcas humanas.
¡Cero!
Sólo somos unos niáos
en piscinas de placenta,
últimos de los primeros
porque el mundo no nos cuenta.
Sí, ¡Sí! Todos número uno,
no pienses en mí,
el que pudo hacer uno,
hace cien, hace miles, millones de ceros,
sin unos cero.
No necesito ni gel ni jabones,
sólo una vida sincera yo quiero.
¡Cero!
¡Una caja grande, grande,
con una ventana al cielo,
una ducha de aguacero
cuando el sol calienta y cuesta cero,
y cuesta cero!