Tu corazón, hermana, está sangrando,
girando en falso, aleteando en el vacío.
Tus pájaros se chocan, temerosos,
contra paredes que tapan el camino.
Me sostuviste y te sostuve en las tormentas.
Ovejas negras, mutuas cómplices, testigos
de odios y amores, del pan, el vino, el mate,
los nacimientos, las muertes, los exilios.
En el espejo se asoma un secreto.
Ya no es secreto, ni verdad ni mentira.
Vamos naciendo, pariendo, inaugurando
la nueva década que nos encuentra unidas
en esta bella y feroz refundación,
en esta inédita bisagra de la vida.
Lo que tuvimos, perdimos, recobramos,
lo que quedó, lo que no estuvo nunca.
En esta rueda de seda y adoquines
fuimos ingenuas, filósofas y putas.
Los bares pasan. La risa, el llanto quedan.
Cada aáo nuevo nos junta en otra esquina.
En cada brindis, ya ves, se van sumando
nuevas hermanas de fe y de adrenalina.