Sin lamentos, grises penas por el barro lento
Bajando del monte la carreta, yunta, garrocha y vino el aliento
Entre fierro, laso y cuero va el tronco centenario
El hacha calla los trinos, en la muñeca un rosario
El oficio de mi viejo lo heredé, ganado y contrabando
Las soledades culpan al alma, de madrugada murió caminando
Acá no existe dios, y el diablo no se asoma
Para llegar hay que cruzar y el lago traiciona
Templado es el silencio que promete la tormenta
Implacable es el viento y de negro se presenta
La memoria se refleja en las manos
Un villano conoce sus derrotas
Cuando los restos del naufragio flotan
Se hunden profundo los paisanos