Porque es blanca tu inocencia como tus sueáos,
es más triste y más doliente tu soledad.
Porque puede más tu angustia cuando te mienten
que del brazo con otra me ven pasar.
He venido para hablarte, serenamente,
he querido convencerte con la verdad,
pero tus amargos celos nada comprenden
y sólo me responden: "Es tarde ya".
Yo no sé quién es la otra
si mi vida está en tu amor.
¿Dónde puede estar la otra
si no en tu imaginación?
Otra no existe
ya para mí.
¡Sólo mi madre
fue la otra
y la perdí!
He tenido muchas veces por compaáera
a la santa gaucha mía que me dejó
y del brazo por la calle, con qué alegría,
parecíamos novios, riendo los dos.
Cuando un día quedé solo busqué en tu pecho
el calor que me faltaba para vivir
y encontré tu amor querido, puro y sincero,
que por amargos celos veo morir.