Madrugaba el Conde Olinos, mañanitas de San Juan, a dar agua a su caballo a las orillas del mar, Mientras el caballo bebe, se oye un hermoso cantar; las aves que iban volando se paraban a escuchar. Desde las torres más altas la Reina le oyó cantar. -Mira hija, como canta la sirenitadel mar. -No es la sirenita, madre, que ésta tiene otro cantar; es la voz del Conde Olinos que por mí penando está. -Si es la voz del Conde Olinos yo le mandaré matar; que para casar contigo le falta sangre real. -No le mande matar, madre, no le mande usted matar; que si mata al Conde Olinos a mí la muerte me da. Guardias mandaba la Reina al Conde Olinos buscar, que le maten a lanzadas y echen su cuerpo a la mar. La infantina, con gran pena, no cesaba de llorar. Él murió a la media noche y ella, a los gallos cantar.