El herrero tiene un perro, tracatán, tracatán, tran, tran, que se llama Solimán, que todas las liebres coge, tracatán, tracatán, tran, tran, menos las que se le van. El bueno de mi vecino tracatán, tracatán, tran, tran, cuando se va a trabajar, en la alforja pone el vino, tracatán, tracatán, tran, tran, y en la bota pone el pan. No me gustan las perdices, tracatán, tracatán, tran, tran, si las tengo que comprar, pero si me las regalan, tracatán, tracatán, tran, tran, hasta los picos caerán. El herrero tiene un perro, tracatán, tracatán, tran, tran, que toma lo que le dan, ladra mucho si son palos, tracatán, tracatán, tran, tran, mueve el rabo cuando es pan. Después de sonar un tiro, tracatán, tracatán, tran, tran, hacia el río echó a correr, y al volver trajo en la boca, tracatán, tracatán, tran, tran, una trucha mayor que él.