Hoy, con tanto juicio desprejuiciado y prejuzgado, con tanta competencia incompetente y complaciente, de tanto apurarnos lentamente acelerados, nos hemos olvidado de vivir (que es lo primero) para meternos de lleno a esta dura tarea de sobrevivir sobremuriendonos. Hoy, con esta tranquilizante histeria organizada en capítulos coleccionables y archivables que nos venden las revistas y la tele (lo que se conoce como los medios aunque son el extremo externo del borde de los últimos fines mas cercano a las fronteras de la nada) y con la dosis diaria de pacifica violencia (la real y la ficticia) administrada a intervalos regulares, ni nos acordamos de acordarnos que debemos amarnos los unos a los otros; ...hoy, sin falta.