Como una suave brisa vienes a mí, y en medio del naufragio me aferro a Ti. Como las nubes cubren el cielo azul, así cubres mi vida mi buen Jesús. Y no hay más que decir, te adueñaste de mi alma. Y sé que en la aflicción traerás a mí la calma. La tempestad se hace fuerte en mí, yo no soy nada si no estás aquí. Te necesito en mi andar, ya no lo puedo negar, toda mi vida se llena de Ti, de Ti. Tal vez no supe amarte, perdóname, pues tanta indiferencia había en mí. Ya no quiero fallarte, nunca jamás, pues Tú me has enseñado lo que es amar. Se me acaba el aire si no estás. Lo siento cada día al despertar, necesito Tu amor para continuar.