Fumata de cuartillos debajo de un ladrillo por la vera de los chiquillos haciendo el escondrijo debajito de un botijo con el pasti que trajo el Quisco todos en la Valenciana pegados en la ventana y paramos en la venta Gabriel y la cochina allí de pié. Sentado en los escalones con camisa de botones destrozando las canciones aprendiendo la lección de que antes de cantar no se podía fumar y con guitarra de palo el grupo no era tan malo pero para mi fue peor que pisar un pino en un ascensor. Ostia, que me entra la fatiga eso ha sido de fumarme las olivas. Pero la niña mira el petardo y luego me mira a mi. Pero la niña mira el petardo y luego me mira a mi. Me estaba mosqueando cómo estábamos tocando pero en el fondo me reía pensando que llegaría ese día de alegría en el que yo me reiría y ese día ya ha llegado y aquí estoy descojonado escribiendo esta canción que forma parte de mi rincón. Y últimamente entre tanta gente yo me siento un delincuente ven temprano, no metas la mano yo me siento un señor gusano Fumata del ladrillo, cada maestrillo tiene su librillo pero mi libro no tiene ná, no tiene ná, no tiene ná no tiene papel que se la llevado Rafael ahora qué voy a hacer, esto no va a vender si no tengo bolleré y ese día ya ha llegado y aquí estoy descojonado escribiendo esta canción que forma parte de mi rincón. Quisiéramos comer en el MacDonald pero nos falta pastaca en las calzonas Pero la niña mira el petardo y luego me mira a mi Pero la niña mira el petardo y luego me mira a mi