Por primera vez vi la tristeza rodar por tus ojos caer en mis hombros, viajar por tu pecho y clavar el puñal hasta el final de este tonto corazón, que solo vivió de una ilusión, que pronto morirá. Ya no se que hacer, no se que decir pretendiendo mentirme al fingir que todo va a estar bien cuando salga el sol y me encuentre que no estás aquí.