Ya lo vieron sentado sin poder hablar era un hombre de lunas y pocas cosas más. Una noche, un amor que se le fue traicionero, le hirió el corazón sin ver. Lo que había detrás de ese hombre no era más que una copa de vino y siete lunas que hoy no están. Sigue solo, triste con su pobre corazón que desprende su camisa, no deja un botón. Ya lo vieron sentado sin poder hablar era un hombre de lunas y pocas cosas más. Una noche, un amor que se le fue traicionero, le hirió el corazón sin ver. Ya lo vieron, ya lo vieron sin poder hablar...