Vienes a robarme el alma para meterla en un frasco y arrojarla al barranco. Caminando las aceras sin rumbo, vaciando la cartera e todo el mundo que se cruce y se despiste. El sabor de la cordura nunca habíamos probado y nos fuimos cada uno por su lado, tu a tu vida yo a la mía. No me traigas pesadillas, si aun me duele es por ti, que aun dependes de la reina de las drogas. Y cuando te acerques no me entres por el rabo que me duele, que aun tengo temblores, ni ningún dolor, pero aun esta en mi cabeza. Y ahora vienes, vienes a robarme el alma, para meterla en un frasco y arrojarla al barranco. Tu a tu casa, yo a la mía, que la nuestra hemos quemado, sobre el fuego en la cuchara o corriéndola entre plata.