Soberbio en la cuerda floja mantiene alta la vista en su equilibrio, sobre su frente la carpa recuerda un rito tan triste como antiguo. Detrás sin riesgo ninguno mil ojos desconocidos que le observan esperan en su silencio que un leve fallo le pierda y caiga en tierra. No ven a un hombre en el hombre, ni tan siquiera su vida interesa, tal vez querrán conocerla cuando retiren el cuerpo de la arena. Un hombre sólo, un hombre solo