En lo alto de la sierra en el jacal de carboneros cuando era media noche y temblaban los luceros a la vida vino un niño junto a una flor de fuego. Veinticinco de diciembre ni día más ni día menos. Es su madre muy morena de mirar alegre y tierno; es su padre un indio fuerte leñador de puro nervio. El pelón tiene por cuna un huacal lleno de heno, y al llorar, su llanto rasga la neblina de los cerros. Ha nacido un nuevo niño entre ocotes piñoneros sin saber que nace pobre porque más, no puede serlo. Sólo hay mamá risueña un papá tallado en fierro y una cruz que lo proteja en los años venideros. Navidad de los humildes en jacal de carboneros: veinticinco de diciembre ni día más, ni día menos.