Domingo por la tarde, en lo alto brilla el Sol; la plaza ya está llena por ver al matador. Ha dicho Nariz Verde que a ver quien es mejor, él o Panza Roja que presume de valor. ¡Que suelten al perro con cuernos de papel! ¡Allá va Panza Roja con tal indecisión que su gran barrigota ya es de otro color! Y en cuanto sale el toro, se arranca con furor, y el tonto Panza Roja se llevó un revolcón. Al salir Nariz Verde el perro embistió, pero como es valiente con gracia lo toreó. Y todos los enanos aplauden a rabiar: ¡Que viva Nariz Verde, lo queremos ver torear! Domingo por la tarde, en lo alto brilla el Sol; de nuevo mano a mano el flaco y el panzón. Ha dicho Nariz Verde que nadie hay como él, pues ese Panza Roja ya perdió mucho cartel. ¡Que suelten al perro con cuernos de papel! Chuchuca, otro enano, salió a abanderillar temblando como gato que acaban de bañar. Y el par de banderillas las puso a su entender en la cola del toro y salió a todo correr Y Don Pimpirulando, por no quedar atrás, trepado en unos zancos salió con los demas. Y en la mitad del ruedo el viejito barbón se puso de Tancredo arrancando la ovación.