Atardecer en la terraza donde volaba mi niñez, atardecer en los tejados donde hace estragos mi niñez. No te preocupes, no me voy a caer. Me acuerdo cuando volé de casa y me recogiste y yo te odié. Mi padre, donde las montañas parecen gigantes, mi padre nos enseñaba formas de animales. Padre nuestro de cada día, no queremos ya más pan, como te diría mi hija, deja ya de trabajar. Y todos los ojos apretando esponjas de dolor, todos los ojos en el coche cantan la canción: Mi padre, donde las montañas parecen gigantes, mi padre nos enseñaba formas de animales. Mi padre, una caravana de críos y crías, mi padre, otro como tú nunca encontraría. Mi padre, tú que te reías de mis tortillas, mi padre, otro como tú nunca encontraría.