No quiero saber a dónde ibas la otra noche, no me importa si te tengo cuando quiero. Ya sabes que siempre se me pone dura el alma de tocarte, acariciarte con los dedos. Mi vertiente izquierda dibujó hacia ti los brazos y aquí vengo, supurando odio carnicero. Ya sabes que siempre se me pone dura el alma de tocarte, acariciarte con los dedos. Me han dicho que anoche te estuviste haciendo daño, no me importa si te tengo cuando quiero. Ya sabes que siempre se me pone dura el alma de tocarte, acariciarte con los dedos.