[Diversos estudios científicos, afirman que el cuerpo humano en el momento de la muerte,
sufre una pérdida de peso de unos 21 gramos. No faltan teorías,
ma;s o menos, roma;nticas que apuntan a que eso es precisamente el alma y ese, su peso.
Esta es la historia de una mujer, que como tantas sufren malos tratos.
La última agresión le provoca un coma y antes de morir, la voz de la vida y de la muerte,
le consuela. ¡Ninguna mujer tiene dueno!]
Entre pétalos de rosas busqué su amor
y encontré violencia en lo que antes era una flor.
Le entregué mi cuerpo, él robó mi juventud
a cambio de partirme el alma en dos.
Dejé de esperar que el perfume de su voz
no destilara odio y alcohol,
que sus golpes no dolieran.
Dime por qué no he tenido
alguien que cuidara de mí
y ahora que mi vida echó a dormir,
siento que apenas viví.
Ven, toma mi mano y duerme.
Yo soy la voz de la vida y de la muerte, un hola y un adiós.
Sonara;s caricias sobre un lecho de calma y de luz
y perfumaré tu alma con gotas de paz y de amor.
Deja de llorar. Abra;zame, ya todo terminó.
La ternura hoy peinara; tu piel.
Sobre el arco iris hay alguien que te espera.
Deja que mimen tu boca
los labios del amanecer,
que el susurro del dolor se ira;
y que arda en olvido, el ayer.
Que el placer duerma en tu pecho
y con besos anude tu ser.
Que la amargura hoy eche a volar.
Te espera otra flor, sígueme.
Despídete ya,
Se acaba el tiempo, ven hacia la luz.
No tengas miedo, él no volvera;.
La eterna angustia sera; su condena.
Deja que mimen tu boca
los labios del amanecer,
que el susurro del dolor se ira;
y que arda en olvido, el ayer.
Que el placer duerma en tu pecho
y con besos anude tu ser.
Que la amargura hoy eche a volar.
Te espera otra flor, sígueme.
Te espera otra flor, sígueme.
Te espera otra flor, sígueme.