Quédese la niáa muy quieta en la cuna,
no salga a la playa en noche de luna.
Desde chiquitita en sales de espuma
te cubren el rostro encajes y plumas
para que no sientas el rugir del puma.
Un día te enfrentas sola con tu honor,
bellas iniciales, azahares en flor.
Tienes tu universo, sólo caben dos.
En ese momento cae el telón
que detiene el paso de tu corazón.
Siete días llenos de un mismo quehacer
se juntan los siete, se suma la hiel,
entre la modista y el sillón francés,
entre cacerolas que brillan de a tres:
hay tantas maneras de no querer ser.
¿Por qué estas palabras te salen amargas?
¿Por qué tu conciencia se quedó callada?
El mundo es tan ancho, abre la mirada,
mueve tu plumaje, paloma engaáada.
Da por fin el grito y vuélvete alada.