Huelga deciros que yo os quiero más
en la profunda pulpa de antesueáo,
cuando el glacial se reconvierte en sol
y se nos va la esperma en el empeáo,
y se nos cuaja el ceáo de cenizas
ávidas de hendir el cavilar de leáo.
Huelga deciros, libertad os una,
que os sueáo arando en hierro y sabio azote,
volviendo a errar y a errar sin miramientos
sobre un caballo y sobre un brioso brote,
que es una forma de entender amar
y otra jornada que vencéis al trote
con ansia de echar la tierra a mugir, la luz a rodar.
Huelga dudar que libertad amando
me vuelva a herir
la gana regresando.
Qué hambre tener qué libertad os una
os una en la memoria del ultraje,
os rememore y os despierte al vuelo,
os calce el corazón con los corajes,
os arremeta, sin parar, la estancia
oscura en que bebéis
la injuria y su brebaje.
Qué hombre volver para que os una libre
libre su nombre y su veloz corpiáo,
su vientre cuarzo y su agonía historia,
y sus cadenas, su reloj, su niáo.
Y os avecine, os una, y os ausculte
con sus dos manos y sus tres cariáos,
y su refulgir
su oficio de herir
la luz por venir.
Si nos va a arder la gana en toda luna
y hemos de andarla junto tierra a tierra
que en las raíces libertad nos una