Miles de botas rebotan, en horas remotas
Y alcanzan las letras mayúsculas
Por un amor desbordado, que finge cansado y abraza
El valor de la soledad
En el cansino camino, de abrirse el destino
Con manos de piedra y de piedad
Cientos de piedras preciosas, perciben hermosas
Palabras de textos minúsculos.
Grises soldados de arena, le marcan las penas
De siempre marchar al mismo lugar
Un fatalismo endiosado, de verse atrapado
En posos de sierras y de piedad...