Milagro, milagro de mil días
Un día llegaste a mi vida, emperatriz
Tiñendo con tu verde las mañanas
De un campo que empezaba ya a ser gris
No se si el fuego de tu boca, fue el aliento sutil de mi canción
O si fueron las alitas de tus manos
Que invitaban a quedarse al padre Sol
Sólo sé que el día que llegaste
Las espigas conversaron de esplendor
Y cegadas por tu luz, las mariposas olvidaron cuál era su color
Que las rosas inclinaron sus coronas
Que afinó su garganta el ruiseñor
Los ríos silenciaron sus cascadas
Y la brisa celosa se sintió
Que no tuvo que hacer la primavera
Que al verano más fuerte lo volvió
Al otoño le dijo que esperara
Y al invierno más nunca lo invitó
Sólo se que el día que llegaste
La luna a tus pies se acomodó
Y le dijo sonriendo al Universo
Ella es la Emperatriz del corazón