La vejez de los pueblos de estirpe divina,
Y sus verdades olvidadas,
La malilla de día mantes,
Hacia la hoja de palma,
A través de la radio temblé,
Y pagar con la moneda de la curiosidad,
En el suministro de charas,
Masturbación de interrogantes,
Para sólo escuchar,
Un susurro de hilo de plata,
Cegados por la voz de la inexperiencia,
Nos arrastramos sin pensar,
A lomos del desierto hacia las cavernas,
Las huellas del peregrino me guiarán,
Mi ciudad estaba muerta antes de nacer,
Pura sangre desbocado,
Detesto a los tibios de vocación,
Y dicen que a la fuerza ahorcan,
Cegados por la voz de la inexperiencia,
Nos arrastramos sin pensar,
A lomos del desierto hacia las cavernas,
Las huellas del peregrino me guiarán,
Ningún otro cielo en la tierra,
Cruza la cara al sí y al no,
Dejando condena y cadenas,
Del lado opuesto a la razón,
Y los placeres de la pobreza han vencido,
A mi burlada revolución,
Y los placeres de la pobreza han vencido,
A mi burlada revolución,
Cegados por la voz de la inexperiencia,
Nos arrastramos sin pensar,
A lomos del desierto hacia las cavernas,
Las huellas del peregrino me guiarán,
Ningún otro cielo en la tierra,
Cruza la cara al sí y al no,
Dejando condena y cadenas,
Del lado opuesto a la razón