Disculpas le pido si soy atrevido,
Señora preciosa;
Supe de repente, de muy buena fuente,
Que usted no es dichosa
Leí en su mirada que vive olvidada,
Que está insatisfecha,
Que anhela un abrazo y que ese cuerpazo
Nadie lo aprovecha
Señora, presiento que hoy es el momento
De dar su hermosura;
La fruta sabrosa es más deliciosa
Cuando está madura.
Yo quiero abrazarla de frente y de espaldas
Con todas mis fuerzas;
Probar los excesos, comérmela a besos
De pies a cabeza.
Yo se que ese fuego de ardiente deseo
Nos quema a los dos;
Por Dios se lo ruego que deje ese miedo
Y el falso pudor.
Señora preciosa, la vida es tan corta
Y hay tanto dolor
Démonos amor.
Usted sólo debe quedarse tranquila
Y dejarse llevar
Sin preocupaciones, sin inhibiciones,
Dejándose amar
A mí mientras tanto déjeme el encanto
De hacerla llorar
De felicidad