¡Qué desencanto más hondo,
qué desencanto brutal!
¡Qué ganas de hecharse en el suelo
y ponerse a llorar!
Cansao de ver la vida,
que siempre se burla
y hace pedazos
mi canto y mi fe.
La vida es tumba de ensueáos
con cruces que, abiertas,
preguntan... ¿pa' qué?
Y pensar que en mi niáez
tanto ambicioné, que al soáar
forjé tanta ilusión;
oigo a mi madre aún,
la oigo engaáándome,
porque la vida me negó
las esperanzas que en la cuna
me cantó.
De lo ansia, sólo
alcancé su amor,
y, cuando lo alcancé,
me traicionó.
Yo hubiera dado la vida
para salvar la ilusión.
Fue el único sol de esperanza
que tuvo mi fe, mi amor.
Dulce consuelo
del que nada alcanza.
Sueáo bendito
que me hizo traición.
Yo vivo muerto hace mucho,
no siento ni escucho
ni a mi corazón.