Bienaventurados los pobres de espíritu
Pues en su humildad el cielo habitarán
Ellos llevan luz en su corazón puro
Y un Reino eterno en sus manos hallarán
Bienaventurados los que lloran sin miedo
Pues consuelo eterno Dios les dará
Sus lágrimas riegan la tierra en silencio
Y un nuevo amanecer florecerá
Bienaventurados, hijos del amor
Camino sagrado, sendero al Señor
Nueve promesas en la oscuridad
Que a sus pasos firmes darán claridad
Bienaventurados los mansos, serenos
Pues la tierra herencia suya será
Sin ansias ni guerras, con manos abiertas
El Reino en paz y calma les guiará
Bienaventurados los sedientos de justicia
Pues llenos de gracia serán al final
Su fe los sostiene, su causa es pura
Y Dios en su bondad les saciará
Bienaventurados, hijos del amor
Camino sagrado, sendero al Señor
Nueve promesas en la oscuridad
Que a sus pasos firmes darán claridad
Bienaventurados los de limpio corazón
Porque verán el rostro de su Dios
En sus ojos brilla la fe verdadera
Y en su vida el amor es su voz
Bienaventurados los que en piedad viven
Misericordia en sus vidas tendrán
Quien siembra perdón, cosecha dulzura
Un eco de gracia que nunca se va
Bienaventurados los que paz persiguen
Pues hijos de Dios serán llamados hoy
Con pasos suaves, amor se derrama
Y el Reino florece a su alrededor
Bienaventurados los que en justicia luchan
Aunque el mundo les hiera sin piedad
Pues el Reino eterno es su recompensa
Su fe y verdad, su libertad
Bienaventurados, hijos del amor
Camino sagrado, sendero al Señor
Nueve promesas en la oscuridad
Que a sus pasos firmes darán claridad
Y si os persiguen y os calumnian
Y levantan falsedades sin cesar
Alegraos, porque en los cielos os aguarda
Un galardón eterno de paz sin igual