Llamarte,
aún sabiendo que andas
ocupada entre tantas
voces que en tu cabeza
vuelan dando vueltas
como mariposas.
No sé bien si me escuchas,
quizás deba esperarme.
Me come la tristeza
y no puedo sacarla.
Necesito hablarte.
Necesito expresar.
Ay
la vida.
Esta vida liante que nos vuelve locos,
a algunos da mucho, y algunos poco.
A veces nada, solo tristezas,
y a veces la fuerza y toda la entereza.
Aun y así,
intentare hacerte reír,
por lo menos sonreír.
Hoy bajare el cielo para ti.
Te pido
solamente un segundo.
Déjame tus orejas,
que poquito a poquito,
a través de ellas,
me acercaré al centro,
donde enciendo una vela
por aquellos que esperan
un momento más dulce,
la flor que se abre,
que llegue la brisa
que se lleva las penas.
Ay
la vida.