Qué fría es la soledad
y el vacío de mi alma, mi alma,
que va muriendo
sin tu mirada.
Tan difícil olvidar
tu promesa de un maáana, de un maáana,
y aquellos besos
en tus palabras.
Tú me dijiste que tu amor
podría resistir
el tiempo de un "adiós,
hasta maáana".
Otra vez la oscuridad
de la noche y las lágrimas, lágrimas;
llega el silencio
y luego nada.
Y así miento la verdad
del recuerdo de un maáana, maáana,
que ya es un sueáo,
apenas nada.