La muerte con su impacable función de artesana del sol, que hace héroes, que hace historia. Y nos quede un lugar para morir en esta tierra por el futuro. Qué ejemplo se ha cónvertido en puáal, se ha convertido en fusil, se ha convertido en la trinchera de la voluntad, de la palabra amar, de la conciencia, y de la muerte. No hay nombres de los que caen en las costas, de los que caen en los montes, del que cayó con el machete, en el mismo lugar que tiempos más atrás cayeron otros, otros sin nombre. A los héroes se les recuerda sin llanto, se les recuerda en los brazos, se les recuerda en la tierra. Y eso me hace pensar que no han muerto al final; y que viven allí, donde haya un nombre, presto a luchar, a continuar.