Un mar de pensamientos, sin anclas ni puerto
Navego en la tormenta, de un cielo desierto
Las olas son miedos que nunca se calman
Y el viento susurra que pierdo mi alma
Las cadenas invisibles que arrastran mi mente
Son ecos de dudas que crecen silentes
Cada paso en la niebla un grito sofocado
Un abismo sin fondo un camino olvidado
La sombra del mañana, se cierne sin aviso
Es un cuervo en mi pecho que nunca da permiso
Para respirar el aire, que tanto anhelo
Es un ciclo sin fin, es un eterno duelo
Isabella eres el lazo que me ahoga en el vacío
Una prisión sin barrotes pero igual de sombrío
Cada segundo es una eternidad que no puedo soltar
Y en tus garras me encuentro sin poder escapar
Las horas se deslizan como arena en mi piel
Y el reloj es mi juez en este cruel carrusel
Busco refugio en un rincón de mi ser
Pero el silencio me aturde no me deja caer
En cada rincón oscuro de mi mente
Hay un reflejo de lo que temo ser, de lo que temo hacerme espejo
Los muros se estrechan, y el aire se agota
Mis latidos se aceleran, mi calma se azota
Ves un río sin orillas, un fuego que no arde,
Es la serpiente que se muerde y nunca se sacia
Es un hilo invisible que se enreda en mis venas
Una danza sin ritmo, un vals en cadenas
Isabella eres el lazo que me ahoga en el vacío
Una prisión sin barrotes pero igual de sombrío
Cada segundo es una eternidad que no puedo soltar
Y en tus garras me encuentro sin poder escapar
Pero aunque tu sombra me envuelva la noche
Busco la luz en el filo de un broche
Porque en cada tormenta hay un ojo de paz
Y en este caos busco la calma fugaz