Llevo en la palma de mi mano una palmera
Con tres hojas en verano y otras dos en primavera
Las mueve el viento y el ajeno sentimiento
De un suspiro taciturno, moribundo aliento
Y una vez movidas, atrapa entre sus garras
La gaviota que se encuentre más cercana a la bahía
De este mar incierto, hecho de sal y fuego
Para despojar de toda pluma a su cuerpo
Y escoge solo una, y se dispone a remojarla en el tintero
Con veneno de luna y empezar a escribir
Pero todas las dudas no lo dejan seguir
Mano con alma desnuda y corazón infeliz
Y corazón infeliz, feliz, feliz, feliz
Y corazón infeliz, feliz, feliz
No hay orden, solo hay sentido
No hay orden, solo hay sentido
No hay orden, solo hay sentido
No hay orden, solo hay sentido
Solo sentido y sentimos lo mismo
Cinco sentidos y sentimos casi todos
Casi, casi lo mismo
Solo sentido
Tengo tanto que decir en tan poco tiempo
Que hay arrugas en la voz donde florecen mis lamentos
Quizá la culpa me carcome
Quizá he perdido la cordura, la dejé yo no sé dónde
Por eso escribo, ya ves, porque estoy loco
El estandarte del delirio es un poema roto
Incompleto, como nosotros,
Que le buscamos un sentido a los ayeres rotos
Incompleto como nosotros
A los ayeres rotos
No hay orden, solo hay sentido
No hay orden, solo hay sentido
No hay orden, solo hay sentido
No hay orden, solo hay sentido
No hay ningún orden específico
Ni crítico, ni empírico, ni lírico, ni científico
No hay ningún orden, de ningún tipo
Solo nos queda tener sentido
No hay ningún orden específico
Ni crítico, ni lírico, ni empírico, ni científico
No hay ningún orden, de ningún tipo
Solo nos resta tener sentido
No hay orden, solo hay sentido
No hay orden, solo hay sentido
No hay orden, solo hay sentido
No hay orden, solo hay sentido
No hay orden, solo hay sentido
No hay orden, solo hay sentido