Sobrevuelan los sueños por sobre las nubes,
Los palos, las balas, la herrumbre, la fe y el mar.
La memoria oxidada, el tiempo y las cosas
Que vienen para lastimar.
Van allá donde aquellos cerebros de peste atrofiada
Que gritan miseria y no proponen nada
Por alto que salten jamás los podrán alcanzar.
En tiempos tan duros, de dientes apretados,
Rebeldía es soñar.
Se camufla toda la poesía en el pasto,
En el agua, en la tierra, en la noche, en el día, en un bar,
En el sol que no guarda del frío
A los tristes cobardes que ven sin mirar.
Vive allá donde aquellas pupilas de peste atrofiada,
Cegadas de tanta gilada,
Por más que se acerquen jamás la podrán apreciar
En tiempos tan duros, de dientes apretados,
Rebeldía es mirar.
Todo producto de mi alma nace inmortal,
Porque sus balas no pueden hacerle mal.
Se entrevera la música con el viento,
La sed, la razón, la necesidad de decir y gritar.
La pasión, el amor, mi verdad, mi temor
Y las cosas que no hay que callar.
Se hace oír donde aquellos oídos de peste atrofiada
Escupen su mierda y no escuchan más nada,
Tan lejos de aquellas frecuencias
En las que jamás van a poder vibrar.
En tiempos tan duros, de dientes apretados,
Rebeldía es cantar.
Todo producto de mi alma nace inmortal
Porque sus balas no pueden hacerle mal.