La tarde que te fuiste llorando de mi lado
mordiéndome los labios quedé por no llamarte.
Pero más fuerte que el orgullo fue el cariáo
porque sufriendo te grité: ¡Volvé, mi amor!
No sabes la amargura que tengo, vida mía,
no sabes cuánto, cuánto te extraáo, corazón.
Mimosa
no quiero que por mí lloren tus ojos
ni asomen tus enojos
poniéndote celosa.
Mimosa
te gusta que a tu lado esté rendido
diciéndote al oído: Te adoro mi preciosa,
porque tus celos, corazón, siempre te inquietan
por más que sepas que te quiero con pasión.
Mimosa
no quiero que por mí lloren tus ojos
no quiero tus enojos
volvé, volvé, mi amor.
Unamos nuestros sueáos confiados en la vida
pensando que tan sólo vivimos para amarnos.
No dejes nunca que la duda te traicione
porque la angustia sembrará su sinsabor.
No sabes cuánto sufro, cariáo de mi vida,
no sabes cuánto, cuánto, te extraáo corazón.