En el blando lecho que tiende el silencio,
recuestan su grave cansancio las horas.
Y duerme la noche mecida en el viento
que pasa volcando su carga de aromas.
A ratos, mezclado al rumor de la tropa
que cruza aáorando blanduras de sueáo,
la voz del camino se escucha muy honda
latiendo en el grito que lanza el tropero.
¡Huija... oh... oh...!
Chasquear de coscojos, sonar de cencerros,
rumor de los cascos batiendo en el suelo,
con sordo sonido que engulle el silencio.
Paisaje de estrellas, olor de poleo,
y allá donde corta la noche el sendero,
las sombras confunden la pampa y el cielo.
Cumpliendo el tropero su afán de horizonte
se hamaca en el blando vaivén de la marcha.
Y hundido en el manso sopor de la noche,
sus ojos se duermen buscando distancia.
Rompiendo el espeso algodón de las sombras
va lerda la tropa turbando el sosiego.
A ratos horada el silencio la honda
canción del camino que lanza el tropero.
¡Huija... oh... oh...!