Paseando por ahí, viejón
Rosalinda divina, mujer hermosa
Que perfumas con aroma de jazmín
El color de tus mejillas es de rosa
Y en tus ojos brillan perlas al reír
Son tus ojos dos estrellas que iluminan
Con destellos y dulcísimo fulgor
Tus ojitos en mi mente dan la vida
Y al mirarlos me enloquecen de pasión
Quiéreme, mujer, bésame, por Dios
Ámame a lo menos un instante
Mírame otra vez que tus ojos son
Mágicos encantos de un edén
No me digas no, déjame soñar
Un solo momento en tu querer
Aunque ya después tenga que olvidar
Esa breve dicha que soñé
Ay-ay, Amalia, cómo me echaste el lonche
Tantos años de soñar con tu hermosura
Y añorando por un rato ser feliz
Tantos años de esconder esta ternura
Que en el alma solo guardo para ti
Si la vida me la pides por un beso
Yo la vida te la doy sin vacilar
Un instante de dulcísimo embeleso
Me durará por toda la eternidad
Quiéreme, mujer, bésame, por Dios
Ámame lo menos un instante
Mírame otra vez que tus ojos son
Mágicos encantos de un edén
No me digas no, déjame soñar
Un solo momento en tu querer
Aunque ya después tenga que olvidar
Esa breve dicha que soñé
Vámono', por ahí quedó, compadre, dice