Qua hay de maÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂ
qua hay con mi alma
que se trastorna
entre tazas y cuadernos.
Qua hay de tanta
perseguida ilusiaÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂón,
que hay del dolor
que la craÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂa y la amamanta.
SeraÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂa faÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂácil y hermoso
escribir sobre el agua,
o decir que es de noche
y que las estrellas me cantan.
pero en realidad
esta angustia en mi garganta
congela mi voz
y no logro cantar esta maaÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂñana.
Qua hay de maÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂ,
qua hay con mis ansias
que el sol no alegra
y la campana ya no canta.
Deseo comulgar
gotas de lluvia
aire transparente
y disfrutar mi risa omnipresente.
Pero noches sin fin
se arrastran por mi cama
y la muerte me agarra los pies
y atenaza mi garganta.
Y qua hay de maÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂ,
donde va ese raÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂo,
terrible y revuelto
que me lleva y que me arrastra.
Coro:
Qua hay de maÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂ,
qua hay de maÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂ,
que la risa me abandona y el canto no quiere salir (ya no hay canciaÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂÃÂón