En un caáón de la sierra hay un rancho en el olvido se declararon la guerra hombres que vivían tranquilos nomás las mujeres quedan ellos murieron a tiros. Del lado norte los Pérez del lado sur los García por culpa de las mujeres que unos y otros pretendían poco a poco se acabaron aquellas dos dinastías. Las mujeres muy hermosas llegaban al matrimonio pero ahora andan enlutadas y es el triste testimonio que por esos sangurreales anduvo suelto el demonio. Ya ni la milpa florece y el campo esta abandonado ni la hierba mala crece se ha muerto todo el ganado y el rió según parece también ya se esta secando. Nomás las mujeres quedan y el odio las va matando en su rostro siempre llevan la huella que deja el llanto de sus maridos se acuerdan llorando en el camposanto. Las mujeres muy hermosas llegaban al matrimonio pero ahora andan enlutadas y es el triste testimonio que por esos sangurreales anduvo suelto el demonio.