Somos culpables
de este amor escandaloso
que el fuego mismo de pasión alimentó
que en el remanso
de la noche impostergable
nos avergüenza seguir sintiéndolo.
Poco a poco fuimos volviéndonos locos
y ese vapor de nuestro amor
nos embriagó con su licor
y culpa al carnaval interminable
nos hizo confundir
irresponsables.
Si fuimos carne de la intriga casquivana
que la imprudencia del rumor hoy desató
y descubiertos por la luz de la maáana
nos castigaron la desidia y el dolor.